La mayoría de niños son de jugar al fútbol, de vestir camisetas de Cristiano o de Messi y de comprar balones oficiales de la selección. Pero hay una minoría que hemos crecido en las canchas de baloncesto de nuestros polideportivos comarcales, que hemos rechazado cualquier otro deporte y que cada tarde, sin falta, nos hemos reunido para echar unas canastas.
De todo tipo había en los equipos, personas que sabían del tema, que jugaban con faltas e incluso que eran lo suficientemente altos para acertar algún que otro mate. Otros que sabían que no podían tocar el balón con los pies y que ese aro sirve para colar esa pelota, y punto. Pero al final todos se juntaban con todos para echar un divertido 3×3 a media pista.