El mercado laboral nacional no da abasto para absorber a la enorme cantidad de entrenadores de altísimo nivel que genera el baloncesto español. Como en tantas otras profesiones, la salida está en la emigración. De hecho, en la temporada 2012-2013 fueron 34 los técnicos españoles repartidos por 24 países. Todo un reconocimiento a la calidad de los entrenadores españoles.
“Los entrenadores españoles somos como los yugoslavos de hace unos cuantos años, que estaban por todas partes. Ahora nos toca a nosotros”, afirma el seleccionador nacional del equipo femenino, reciente campeón de Europa, Lucas Mondelo, que el año pasado tuvo que irse hasta China. Ganó la liga con un equipo recién ascendido en este país, donde repetirá experiencia.
Para Mondelo, la diáspora se da por dos motivos: “En España hay una crisis económica importante y en otros países, no. Desde el extranjero llegan ofertas mejores o simplemente te dan un trabajo que no encuentras aquí. Y luego, si nos llaman, es porque estamos muy bien valorados. Sin duda, el entrenador español está por encima de la media gracias a su excelente formación”.
Un curso que marca la diferencia
En este sentido, el curso nacional de entrenadores es fundamental, ya que, según el presidente de la Federación Española de Baloncesto (FEB), Luis Sáez, “es un aglutinador de pasión y experiencias”. Este curso se celebra desde 1949, tiempos en los que era más un ejercicio de disciplina militar, con toques de diana al despertarse y con un director que era a la vez teniente coronel, pero, eso sí, con el objetivo que tiene hoy por hoy: formar entrenadores.
En la actual edición son 136 los inscritos que, después de la parte no presencial, de 310 horas, han de superar una segunda de concentración de dos semanas en Tenerife. Allí se hablará de entrenamiento, táctica, formación y dirección.
Un curso de prestigio
Por otra parte, dentro de este mismo curso, se ofrecen masters de formación permanente así como debates con profesores del prestigio de Orenga, Mondelo, José Luis Abós, Vidorreta, Sito Alonso, Ponsarnau, etcétera.
Este curso es el responsable de que el baloncesto español se haya convertido en cantera de entrenadores para todo el planeta. El propio Mondelo afirma: “Irse fuera te ofrece una perspectiva diferente, más amplia. Desde tiempos remotos, los que viajaron se enriquecieron. Ahora ocurre lo mismo. Vives cosas distintas, para lo bueno y para lo malo, pero al final siempre prima lo positivo y puedes importar conceptos para utilizarlos luego de regreso a España”.